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Chile cuenta con praderas y bosques submarinos a lo largo de toda su costa, de más de seis mil km de longitud.

Según Catalina Velasco, bióloga marina, en el país existen dos especies que forman tres grandes praderas, cuya cobertura total se estima en 354 hectáreas. “La Ruppia filifolia, que se encuentra en sistemas menos salinos y de agua dulce, por ejemplo, en Seno Skyring en la región de Magallanes; y la Zostera nigricaulis, ubicada en las costas del norte de Chile. Esta última vive entre 1 y 10 metros de profundidad en dos localidades de la región de Coquimbo (Puerto Aldea e Isla Damas), y en una localidad de la región de Atacama (Bahía Chascos)”.

En el norte predominan los bosques submarinos, ecosistemas extremadamente estratégicos, ya que son hábitats de una amplia gama de especies que incluye peces, crustáceos, moluscos, y numerosos invertebrados marinos. Los bosques de algas submarinos actúan como viveros naturales que sustentan poblaciones de especies comerciales y protegen a organismos vulnerables de la depredación al ofrecer refugio, alimentación y zonas de reproducción.

En la macrozona norte de Chile, existen tres de tipos algas que se extraen mediante planes de manejo: huiro negro, huiro palo y huiro flotador.

En la CONAACH se encuentran organizaciones de algueros y algueras que extraen algas tanto en zonas que tienen un plan de manejo, como en áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos.

Las algas que se extraen se venden a terceros, quienes las entregan a plantas comercializadoras donde se muelen hasta convertirlas en harina. El producto se vende en el extranjero, principalmente China. 

Información del Museo de Historia Natural de Concepción da cuenta de uno de los mayores usos (y a la vez uno de los más desconocidos): la extracción desde las algas de compuestos denominados ficocoloides, que son utilizados en las industrias alimenticia, farmacéutica, vitivinícola y textil.

Chile es un productor importante de algas a nivel global para la industria de los ficocoloides, estos compuestos tienen propiedades gelificantes, estabilizantes y espesantes, de esta forma se incluyen usualmente en cremas, helados, quesos, jaleas, leches saborizadas, salsas, shampoo, remedios, pasta de dientes, etc.

Los ficocoloides que se extraen de las algas rojas son el “agar” y la “carragenina”, mientras que a partir de algas pardas se obtiene el “alginato”. Este último se usa, por ejemplo, en las impresiones dentales, lociones emulsificantes, pinturas, preparación de vinos y cervezas. 

Impulsando cambios políticos para la sostenibilidad del recurso.

La extracción de algas en Chile es una actividad que está regulada y corresponde a la principal actividad bentónica realizada por la pesca artesanal en todo Chile; los principales desembarques se llevan a cabo en la macrozona norte. Es cierto que la alguería se desarrolla en el medio ambiente marino, pero nuestra legislación no ha logrado diferenciar dos aspectos importantes: que en nuestras aguas no solo es importante la regulación y gestión de la fauna, sino también de la flora marina; y que la importancia biológica de los bosques submarinos es tal, que la extracción de algas requiere un tratamiento jurídico y medidas de manejo particulares.

Los algueros y las algueras de la CONAACH estamos preocupados por la sostenibilidad del recurso, no queremos afectar el ecosistema. Por ello impulsamos la discusión sobre la alguería.  En julio de 2023, la CONAACH se presentó ante la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura para compartir su trabajo y propuesta con varios senadores.

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